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sábado, 2 de octubre de 2010

Fundido a Negro

El rugido de la plebe precede a un silencio sepulcral de armas ensangrentadas,caballos encabritándose y particulas de arena en suspensión,tan sólo se escucha el pesado tintineo de gladius y yelmos cuando los pretorianos les rodean...lívido,con la cara abotargada por el rencor y las opiáceos, el abyecto emperador Cómodo se dirige al centro del colíseo ataviado con su negra armadura de motivos aúreos.

"¿ Cómo osas darme la espalda?" - su voz,podrida de arrogancia parece retumbar en las balaustradas de mármol - "¡ te ordeno que te quites el casco y me digas tu nombre!"

El gladiador se descubre la cara y se gira con estudiada parsimonia para "acuchillar" al césar con la torva mirada azul metálico de de Rusell Crowe: " Mi nombre es Máximo Décimo Meridio" - su voz parece crecer como una galerna en alta mar - "comandante de los ejercitos del norte,general de las legiones Fenix,leal siervo del verdadero emperador Marco Aurelio...padre de un hijo asesinado,esposo de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra"

[ Fundido a Negro]

Es medianoche y etéreos jirones de humo flotan en la penumbra solitaria del Rick´s Café mientras Bogart,con los ojos turbios de alcohol y despecho,apura otro sorbo de Whiskey...en primer plano,una botella vacía refleja las luces de los coches de Casablanca cuando se filtran ,fugaces, entre las celosías...      " Tócala, Sam" - su arrugado esmoquin blanco denota varias horas de vigilia y aguardiente - "si ella pudo resistirla,también yo puedo".

Es entonces cuando un puñetazo desaforado sobre la mesa vuelca ,en blanco y negro,otra botella: " De todos los bares del mundo ha tenido que entrar justo en el mío..."

[ Fundido a Negro]

Su imponente figura - bípeda,de algo más de dos metros de altura y envuelta en vaporosas túnicas negras - avanza ,inexorable,por aquella pasarela metálica en la ciudad - nube de Bespin, la oscura faz de Darth Vader,cubierta por una mascara respiratoria, exala de manera rítmica y opresiva fundiéndose con el zumbido estático de su sable laser...

"Obi Wan nunca te dijo qué le pasó a tu padre..."

" Me contó lo suficiente" - grita Luke Skywalker con una negra mueca de desesperación: encaramado en una antena orbital y con el antebrazo amputado y cauterizado,está a punto de caer al vacío - " Me dijo que tu le mataste".

"No,Luke" - Vader le mira,con algo parecido a la compasión,a través de las cuencas vacías de su yelmo -   " Yo...soy tu padre..."

[ Fundido a Negro]

Vale,me habeis pillado... ¡estoy perdidamente enamorado del cine!: desde pequeño, me parecio algo casi mágico,una especie de "primo de zumosol" de aquel Cinexin con el que mi hermano y yo jugabamos a proyectar a Pluto y Donald ,por cualquier esquina de casa, hasta desgastar cada fotograma...créedme si os digo que ,si ningun personaje de Disney se ha cogido aún la baja por estrés laboral, fue porque aquel artilugio se nos rompío enseguida.

Con el paso de los años, esa fascinación por el cine crecio, dejando pequeñas todas mis zapatillas, hasta el punto de considerarlo una especie de "consulado para soñadores": ese lugar en el que evitar que atrape la Stasi de tus problemas durante -al menos- dos horas,un pacto de no agresión la oscuridad ,definitivamente, la manera más hermosa de contar historias.

Porque ir al cine es más,mucho más que visionar una película: es un rítual de domingos a la tarde y noches lluviosas, uno que huele a palomitas de maíz y penumbra cómplice, a cuchicheos en la butaca de detrás, a trailers recompensados con un " esa la quiero ver yo", a leyes fisicas inéditas por las cuales " un paquete de gominolas hace 3,57 veces mas ruído si tratas de abrirlo cuidadosamente que de golpe", a desconocidos que lloran ,a tu vera,porque - ¡oh, casualidad! - a ambos se os metio "algo en el ojo".

Es más,si pudiese robarle a Michael J. Fox su deportivo De Lorean para viajar atrás en el tiempo - como en "Regreso al Futuro" - creo que volvería a mi "primer vez" en el viejo cine de Orduña...cuando nuestras proclamas infantiles rezaban algo así como: "¡ que empiece ya,que el público se va!" y los crios traficábamos con chimos,peta-zetas y tigretones mientras Han Solo besaba a la princesa Leia - en lugar de estar reparando ,junto a Chewacca, el Halcón Milenario - y los de Parchis daban por culo con esas cancioncillas que terminamos cantando todos.

Y es que,en el cine, hasta la emoción más leve parece estar tomando anabolizantes y eso no hay e-mule,top manta,streaming o blue ray que lo mejore: el primer beso clandestino, un roce en la superficie lunar de aquel jersey de lana, lo primero bonito que te atreves a susurrarle...justo cuando lo "tapa" - ¡maldición! - ese golpe de música de John Williams,el viejo truco masculino de desperezarte sólo por ver cómo es eso de alunizar en su respaldo,camino del sur...

Sólamente una vez tuve que refugiarme en el cine de la más negra de las tristezas: corría el 7 de Noviembre de 2001 cuando Eta asesinó al juez Jose María Lidón...dos disparos ,a quemarropa, se llevaron al mejor profesor universitario que he tenido, al mismo que citaba a James Bond entre sentencias del constitucional o te recetaba 100 mg. de gominolas - que él mismo había comprado y esparcido por su mesa, previamente -justo antes de examinarte en un oral.

Recuerdo ,tan cercano que me eriza el vello,esa sensación de desconsuelo al escucharlo por la radio, la desábrida certeza de que los héroes sólamente ganan en algunas peliculas y la necesidad - casí irracional - de perder ,de vista, el cielo de aquella plomiza tarde de Noviembre: me sentía como cuando torturan a William Wallace hasta apagar el azul cielo de sus ojos,como esperando - en vano- a que Roberto Benigni saliese ,por su propio pie, de aquel oscuro callejón en "La vida es bella",igual que Harrison Ford cuando se sabe un replicante - de esos que pasó toda su vida persiguiendo- al final de "Blade Runner".

Aquella tarde,compré el billete en taquilla como un autómata, me senté en tercera fila de la oscuridad y lloré ,desconsolado, la hora y media larga de metraje que duró ese bódrio de película...tal vez fuí el primero ,en la historia de los Capitol,en comportarme ,de esa manera, en una pelicula de risa.

Por eso ( y por mil razones más) quiero colarme ,de polizón, en las bodegas del cine más cercano, que vuelvan a brillar los neones de todos esos que cerraron en los 80, quiero encaramarme ,junto al capitán Jack Sparrow,al bauprés de la Perla Negra para que la mar nos salpique de salitre y aventuras, cabalgar -sobre la grupa de Indiana Jones -cuando los tanques nazis se desepeñen,al son de la "raider´s march",amartillar mi revólver -bajo el poncho de Clint Eastwood - mientras las balas silban una de Morricone en "La muerte tenia un precio", recoger ,con una vespa del 53, a la Audrey Hepburn ,en blanco y negro,de "Vacaciones en Roma".

Te invito a enroscar un silenciador a tus palabras para que puedas susurrar: "Bond, James Bond",sentado a la ruleta de "Casino Royale", a dibujar - desnuda y a carboncillo - a Rose mientras el agua del Titanic te llega por los tobillos, a dar cera / pulir cera hasta que la valla del señor Miyagi te refeje a ti , imitando "la grulla" de Daniel - san al salir del cine, a cantar esa de " Yo tengo un tio en America" por las escaleras - de atrezzo e incendios - de "West Side Story".

Se trata ,al fin y al cabo, de trasnochar por las azoteas de Gotham justo cuando Batman le diga a Kattie Holmes aquello de " ¿Qué importa cómo me llame? Se nos conoce por nuestros actos...", de calzarte un gabán y hacer aquaplaning con los zapatos de Gene Kelly en " Cantando bajo la lluvia", de luchar - junto a Frodo y Gandalf - mientras se cocina en fin de los días en un volcán de Mordor, de aguantarle 14 asaltos a Apollo Creek mientras le chivamos a Rocky ,desde el rincón, que todas las ostías le van a llover por el ojo izquierdo.

Porque,definitivamente, la vida no sería lo mismo sin poder besar a Katheryne Hepburn si "La Reina de Africa" logra sortear - y creedme, lo hará - los rápidos del río Congo o si no pudiesemos subirnos a las mesas ,en plena clase de literatura inglesa del profesor Kitting , para gritarle eso de : "¡Oh capitán,mi capitán! ... no lo sería sin poder silbar la pegadiza melodía de la "Gran Evasión" de "paquete" en la Triumph 650 de Steve Mcqueen.

Nada sería igual si no pudieses decirle ,cada mañana,a ese alguien especial "buenos dias,princesa" ni colgarte - como hizo Harold Lloyd - de las agujas del Big Ben para obligarle a marcar la hora - en punto -de seguir soñando...no, nada lo sería sin escuchar ,de un megáfono de la policia, aquello de: "¡Salgan del coche con las manos en alto! No podrán escapar " para acelerar ,a fondo, justo después mientras le dices lo que el gran Paul Newman a Linda Fiorentino: " Nena, uno no ha vivido hasta que escucha esa frase".

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